domingo, 16 de diciembre de 2007

Las muchachitas del tenis y el BMW cuatro puertas

Bueno, creo que siempre tendré cosas interesantes que contar y entretenidas, aunque soy una persona en el fondo muy sencilla. Pero bueno...hoy me tocaba entrenar tenis, nótese que eran clases privadas, a dos muchachas. Pasamos primero por un precalentamiento básico de golpes y luego entramos en cosas "pesadas", como lo son el golpe de slice y el saque. Después les deje jugar un trocito de tiempo, para que se fueran de allí con una gran sonrisa en los labios. En eso llegó el tiempo de terminar y cerramos la clase con un recuento de lo que habíamos logrado. No estaban muy contentas, ni yo tampoco. Por qué? Pues bien, porque nunca me ha gustado terminar mis horas de tenis con una competencia, y eso fue lo que ellas habían hecho. Ellas compiten mucho entre si y eso que son muy buenas amigas. Al juntarme con los padres, que esperaban afuera de la pista (o cancha de tenis), conversando y platicando con ellos, después de grandes análisis sobre los logros que las muchachas habían obtenido en estas cinco semanas, se me ocurrió preguntarle la edad de las pequeñitas. Me respondieron haciendo coro: "Las dos tienen 9 años". Lo que me extraño mucho, por el mismo hecho de que eran pequeñas y buenas en los entrenamientos, y también por las exigencias de los padres. Agregué afirmativamente: "Pero si son muy pequeñitas todavía y son muy buenas para jugar". La madre de una de ellas, abrió unos ojazos juguetones casi histéricos, como diciendo: "Así es, tienes razón!", mientras que el padre de la otra, Jeniffer, se pronunció más por la variante de que la hija debería saber mucho más. Me fui, después de despedirnos, en mi BMW cuatro puertas, y las preguntas me tapaban la retina del sexto sentido que tengo. El verbo que se me repetía en la mente una y otra vez era "competir, competir, competir, comp....".
En eso tomé una curva en forma un poco acelerada en pleno invierno en Suecia, en tercera, más o menos a unos 50 km/ hora. No me procupé de nada y seguí pensando en el verbito ese de caquita. Seguí en mi carro cuando de repente pasó por por mi lado un Volvo XC, a una velocidad muy elevada. A unos 80 km/h. Me extraño y me dió un poco de rabia constatar que una vez más se metían por el tubo defecatorio las reglas del tránsito. No se porque me acordé de lo que mi padre solia hacer en esos casos. Eso era así, yo también lo hice, aquí va: paramos los dos frente al semáforo (luces de tránsito), nos miramos, eramos dos vaqueros arriba de dos caballos de lata. Nos sonreímos levantando levemente el labio, los dos a la misma vez, aceleramos los motores, yo en segunda, el tipo... no lo se. Las luces estaban a punto de cambiar. El hielo, como una película blanca y fina brillaba sobre la pista, virgen y dispuesto a ser conquistado por las ruedas de nuestros carros. Los motores rugiendo. Dan la amarilla, los motores rugían aun más. Nos miramos con rabia y odio por última vez, como diciendo "ya te la vas a comer". El semáforo cambió a la verde y yo salí muy despacio del lugar, mientras que el otro aceleraba haciendo sonar el motor y chillar las ruedas. Comencé a reir a carcajadas y descubrí lo fácil que era manejar la mente de las personas.
Seguí en mi BMW cuatro puertas, manejando tranquilamente, contento de mi capacidad de poder bromear en esas situaciones en que muchos se la toman muy en serio. También me puse a destilar pensamientos sobre lo que era la competencia, el competir, lo que se sentía en los momentos de ganar y mucho más...pero bueno volviendo a lo del tenis. Me saltaron al cortex cerebralis, como dos conejitos, las figuras de mis alumnas de tenis. Qué hace que dos amigas deben competir siempre a cada momento?? ....Volvamos a lo nuestro. Me pregunto nuevamente: Quieren los padres hacer de las niñas las futuras sharapovas de Suecia?, o se esconden otros motivos detrás de esto. Como la formación ambiciosa de las pequeñas. De individuos de una sociedad cada día más exigente con sus miembros. Por qué hay que ya indoctrinarless, a una edad frágil y hacerles trabajar detrás del dinero, hasta que ya el físico no les dé más? No lo sé, pero en unos días más lo sabré. Mejor dicho ( mejor escrito) el próximo año. Mi opinión? Después de averiguar más sobre los verdaderos fines filantrópicos de los padres para sus hijas.

Hasta entocnces,
VENI, VIDI, VINCI!
Jácome De Carrasco

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