martes, 25 de diciembre de 2007

Un cuento a futuro

Me encierro todas las noches en mi cuarto a escribir un cuento. Es un cuento pequeño, el segundo escrito por mi. Me entretiene y me relaja escribir. Crear esos mundos casi reales y otros totalmente de fantasías, sacando de cada persona que uno conoce, características para crear sus propios personajes. Eso es como una cocina literaría. Me he paseado por muchos lugares de esa forma, claro que mi fanatismo literario es menor. No hago investigaciones más bien invento. Veremos como será esta “sopa de letras” que estoy cocinando. Me gusta del texto los personajes. Los nombres como Evarista Jácome o su esposo Edén Rivas. Los insectos tienen nombres como Las Bonitas, una mosca coqueta. Los caballos El Mosquito, La Chanel y El Curioso, cada uno con sus cualidades casi humanas. En fin. Todos viajan a una zona llamada El Solnoay, que está ubicada cerca de la cordillera, en una montaña llamada La Campana, por su forma. Allí en el Solnoay se descubrirá algo que cambiará la suerte de Idilio Rivas, hijo de Edén y Evarista, quien al comenzar el cuento ha recibido la mala noticia de estar enfermo de cáncer al estómago, por haber perdido a su abuelo Rafael Rivas, que era de profesión cocinero y quien le había cuidado desde pequeño. Los Rivas habían crecido bajo una religión llamada Amazonita, una especie de naturaleza encantada y chamanismo. Conocían todo sobre la naturaleza y se iniciaban muy jóvenes en medio del Amazona. Es por eso que Idilio escoge la profesión de biólogo y se doctora en filosofía, que era lo más natural. Qué sucede en esa zona del Solnoay? Qué cambió en Idilio el descubrimiento allí hecho? La foto que ven ustedes tiene mucho que ver con el cuento y sus personajes. Por que? Bueno eso más adelante, por ahora un abrazo y suerte a todos!

A escribir...mejor dicho...,

A teclear señores!!

Jácome De Carrasco

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